¿TODO PASA? EL PARTIDO POR LAS SAD

¿TODO PASA? EL PARTIDO POR LAS SAD

Primer tiempo
Gino Lorenzetti *

En el marco del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 impulsado por el presidente de la Nación, Javier Milei, cuya constitucionalidad no me extenderé a analizar dado que coincido con la opinión mayoritaria de los constitucionalistas, en tanto el Poder Ejecutivo Nacional se excede de las facultades previstas en el artículo 99 inc. 3 de la Constitución por la exorbitante cantidad de temas que son manipulados a gusto y piaccere, alterando y produciendo una reforma masiva de derechos fundamentales como el de la salud, la vivienda, el trabajo y el ambiente, de forma permanente y sin pasar por el debido tratamiento legislativo[1]. En ese sentido, llama poderosamente la atención que, además, se entrometa en algunos campos totalmente incongruentes, produciendo cambios en, por ejemplo, el mundo de los deportes, más específicamente en el ámbito del fútbol, que nada tiene que ver con una necesidad o una urgencia. Lo cierto es que, como veremos, el concepto de “crisis” suele ser el lugar común en el que se cobijan los gobiernos que llevan adelante políticas de miseria planificada con el fin de introducir importantes modificaciones al sistema normativo y así motorizar una mayor desigualdad sobre, en este caso, el deporte más popular entre los argentinos.

Marco jurídico

En ese aspecto, el Título XIII del decreto realiza importantes cambios a la Ley 20.655 de Deportes y, en consecuencia, una importante transformación en lo que es el sistema de clubes argentinos, incorporando la figura de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).

Las SAD son un tipo societario jurídico cuya finalidad está netamente destinada hacia lo lucrativo, es decir, tiende únicamente a perseguir ganancias y beneficios individuales donde, además, la figura del socio deja de tener participación en la toma de decisiones porque las mismas son ejecutadas por los grandes inversionistas quienes, a su vez, suelen ser personas o empresas foráneas y ajenas a la vida cotidiana de las instituciones. Así, podemos mencionar casos como el del equipo francés Paris Saint Germain (PSG), propiedad del empresario catarí Nasser Al-Khelaïfi; o el del club británico Manchester City, cuyo propietario es el jeque Mansour bin Zayed Al Nahayan, oriundo de los Emiratos Árabes Unidos, quien además forma parte del City Football Group, una sociedad que es dueña del Montevideo City Torque de Uruguay y el Melbourne City de Australia, entre otros. Se trata, en definitiva, de la mercantilización de las entidades deportivas a través de una estructura y un marco jurídico que les permite comenzar a actuar como empresas, dejando de lado toda función social propia, en este caso, de la idiosincrasia de los clubes argentinos.

En lo que respecta a los 14 artículos que alteran la Ley 20.655, a los que curiosamente le siguen el Título XIV que modifica la Ley General de Sociedades, es necesario detenernos y hacer hincapié en dos de ellos, el 335 y el 345, ya que, en conjunto con el resto de sus disposiciones, son los que abren la puerta para que los clubes puedan transformarse efectivamente en sociedades anónimas.

El primero introduce un ter al desguazado artículo 19 de la ley, que originalmente se encontraba en el Capítulo VII -denominado “De las entidades deportivas”- y que establecía que: “Con relación de las instituciones deportivas, el órgano de aplicación podrá establecer los recaudos necesarios para su constitución y funcionamiento y dictar normas generales en cuanto a su régimen estatutario. Asimismo estará a su cargo la fiscalización del cumplimiento de dichas disposiciones”. Con el nuevo agregado, ahora se establece que “No podrá impedirse, dificultarse, privarse o menoscabarse cualquier derecho a una organización deportiva, incluyendo su derecho de afiliación a una confederación, federación, asociación, liga o unión, con fundamento en su forma jurídica, si la misma está reconocida en esta ley y normas complementarias”.

Por su parte, el segundo de ellos, el 345, establece una cláusula transitoria en la que señala que: “Las asociaciones, federaciones y confederaciones deportivas dispondrán de un año, contado a partir de la reglamentación del presente, para modificar sus estatutos a efectos de adecuarse a los términos previstos por aquel, lo que deberá ser aplicado sin perjuicio del cumplimiento de los mandatos preexistentes”.

Para quienes no se encuentran inmersos en el mundo del fútbol, recordemos que el modelo argentino tiene como órgano rector oficial a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) cuyo Estatuto, en los artículos 9 y 10, admite únicamente como miembros a los clubes que revistan el carácter de asociaciones civiles sin fines de lucro las que, como ya mencionamos, son controladas por sus socios.

Ahora bien, considerando que el DNU realiza modificaciones en el sistema normativo para permitir que los clubes que así lo deseen se transformen en sociedades anónimas, es preciso aclarar que, para que eso ocurra, aquellos deberían modificar sus respectivos estatutos, lo que requiere siempre de la intervención de su Asamblea y de una aprobación por mayorías especiales. Por otra parte, esto último está atado a que la AFA previamente reforme el suyo, lo que también exige una decisión asamblearia y una mayoría de 3/4 partes del total de los miembros que la componen para aprobarla (conf. artículo 27, apartado 3); es decir que, en caso de suceder lo primero y no lo segundo, técnicamente esas instituciones no podrían participar de ningún certamen oficial dado que es este órgano madre quien los organiza y quién, sobre todo, no las admite.

El historial

Hablar sobre sociedades anónimas deportivas (SAD) en Argentina parece ser una idea que no se ha escuchado nunca, algo completamente moderno y novedoso. Sin embargo, y al igual que en la previa de un partido en el que se enfrentan dos equipos, existe un historial sobre el tema.

El primero de ellos se remonta al 22 de octubre del año 1993, cuando la Asamblea de la Asociación del Fútbol Argentino se expidió por primera vez por no introducir en su Estatuto la figura de las SAD[2], en una votación que terminó 34 a 1. Es importante remarcar este hecho porque sería la decisión institucional a la que se llegó luego de los diversos y frustrados ensayos que tuvieron lugar hasta ese momento en el fútbol de nuestro país.

Por nombrar algunos, podemos citar el caso de Deportivo Mandiyú: el equipo correntino creado por el empresario Eduardo Seferian en 1952, que originalmente nació como Club Social y Deportivo Tipoití (por la homónima hilandería de la que era dueño), pero que inmediatamente después tuvo que modificar su nombre dado que la Liga Correntina de Fútbol prohibía que los clubes lleven el nombre de empresas. Lo curioso de este caso es que se trata de una entidad deportiva que, pese a no haber contado con un estadio ni un campo de juego propio, llegó a tener algunos años de esplendor a finales de la década de los ochenta y primera mitad de los años noventa. En ese marco, el “Algodonero” llegó a participar de la segunda categoría del fútbol argentino e, incluso, de algunas temporadas en Primera División.

Durante esa última etapa, el hombre conocido en su provincia como “el pionero del progreso” y “defensor de las ideas de la libertad”[3], transitó un camino de grandes desmanejos económicos que lo llevaron a perder un aproximado de 70.000 dólares mensuales tan solo para mantener a su equipo en la máxima categoría del fútbol argentino. En ese marco, Seferian se aventuró a encontrarle una salida a la crisis acercándole ni más ni menos que al entonces presidente de la AFA, Julio Grondona, una propuesta muy llamativa que algunos años después retomaría un joven ingeniero en su primer paso por el mundo futbolero: las sociedades anónimas deportivas. Sin embargo, la respuesta de “Don Julio” no fue la esperada y el propietario de Mandiyú no tuvo más opción que salir a buscar inversores. Fue así que el diputado menemista Roberto Cruz junto al entonces dirigente de San Lorenzo, Roberto Navarro, desembarcaron en las oficinas del club correntino[4]. Durante ese corto período, empero la frágil situación económica, llegaron a contratar como director técnico ni más ni menos que a Diego Armando Maradona y, con él, a grandes figuras como, por ejemplo, el arquero Sergio Goycochea. El nuevo proyecto fracasó tan desastrosamente que, un año después, el club descendió y sus “propietarios” directamente abandonaron la provincia. El club fue desafiliado de la Liga Correntina y desapareció.

No obstante, al igual que sucede en la mayoría de los casos argentinos, un grupo de socios logró organizarse y, mediante la conformación de una comisión normalizadora (con la aprobación de la intervención de la Inspección General de Personas Jurídicas), lograron que el equipo regrese a las canchas, pero de la liga amateur. Crónica de un final anunciado.

Pero volvamos a 1993. Como si se tratase de un álbum de figuritas, ahí es donde encontraremos la repetida, el nombre que veremos a lo largo de todo este tiempo insistiendo con la idea de las sociedades anónimas deportivas: el de Mauricio Macri. La obsesión del ex presidente tiene sus orígenes en esa década menemista que, recordemos, se caracterizó por un contexto de privatizaciones masivas a la par de una crisis económica y social que lamentablemente tiende a parecerse cada vez más a nuestros días.

En ese escenario, las intenciones de ingresar formalmente al universo del fútbol argentino por parte del entonces joven ingeniero se materializaron a través de la frustrada compra del club Deportivo Español, que en ese entonces jugaba en la Primera División. La oferta era por 15 millones de dólares e incluía condiciones como, por ejemplo, cambiarle el nombre por el de Mar del Plata Fútbol Club y mudar la localía a esa ciudad[5].

En ese momento, el presidente de la institución del Bajo Flores, el empresario Francisco Ríos Seoane, llevó la propuesta a los socios, quienes reunidos en asamblea la rechazaron rotundamente. Sin embargo, el presidente del “Gallego” intentó ir por más, llegando incluso a aumentar la cuota con el fin de reducir la cantidad de afiliados y, de esa manera, preparar las condiciones que habilitaran el desembarco de Macri a la institución. Una jugada que tampoco tuvo éxito.

En ese marco, un trágico hecho terminaría cerrando con sangre aquel fallido intento de privatización. Fue el 20 de julio de 1994 cuando Ignacio Torres, un dirigente opositor, fue quemado vivo dentro de su bar ubicado a metros de las instalaciones del club. Por ese hecho, Ríos Seoane fue detenido cuando intentaba escapar en una lancha hacia Uruguay, llegando a pasar 89 días preso por ser considerado por la justicia como el presunto instigador del crimen[6].

Más adelante, tras no conseguir lo que quería, Macri -ya como flamante presidente de Boca Juniors- inició una guerra fría contra el “Gallego”: lo usó como destino de aquellos jugadores que no le servían para luego, aprovechando su incapacidad para pagar esos préstamos, gestar una persecución que terminó en un pedido de quiebra. En una nota del diario Página12 del 11 de junio de 2018[7], el entonces presidente interino del Español, Diego Elías, recordó que “el primer club que le pidió la quiebra a otro club fue Boca al Deportivo Español en el año 1998 por prestarle los jugadores José Basualdo, Pedro González, Silvio Carrario, Gustavo Dalsasso, Sandro Guzmán y Raúl Peralta”. Asimismo, tal como indica el periodista Gustavo Veiga en ese artículo, su testimonio coincide con el del ex presidente Daniel Calzón que en 1999 declaró lo siguiente en el diario Olé: “El año pasado Boca nos pidió la quiebra por una deuda de 80 mil pesos. Esa deuda estaba originada en los préstamos de seis jugadores, concretados cuando era presidente Manuel Rilo, que consentía los deseos de Ríos Seoane (el verdadero hombre fuerte de Español). Ese debe ser el primer caso en la historia en que un club de la AFA pide la quiebra de otro. Pedí una entrevista con Macri pero él no me recibió”.

El club finalmente debió vender gran parte de su predio y lo curioso es que una importante cantidad de esas hectáreas más tarde fueron adquiridas por la “Corporación Buenos Aires Sur Sociedad del Estado”, un organismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires[8].

De aquel fallido intento por comprar un equipo, pasarían cinco años para que el presidente del club de la Ribera diera marcha a su primer intento serio de incorporar las SAD en el fútbol argentino. Fue así que, tras contar con el “aval” de Julio Grondona para discutirlo, el 20 de julio de 1998 en una asamblea de la Asociación del Fútbol Argentino Macri logró poner el tema en el orden del día y someterlo a votación. ¿El resultado? 24 manos en alto le dijeron que no.

El frustrado propósito del dirigente xeneize quedaría cajoneado, al menos por unos años, después de que “Don Julio” finalizara aquella reunión con una recordada frase: “Perdimo’ Mauricio”[9]. Un día del amigo menemista cualquiera.

Hasta aquí analizamos, de manera introductoria, el marco jurídico y el historial de la disputa por las sociedades anónimas deportivas durante el período 1991-1998. Sin embargo, como veremos en el segundo tiempo de esta nota, algunos partidos no duran  90 minutos: se dan a lo largo de la historia.

[1]    CELS (2024). Sobre el DNU 70/2023. Pág. 2. https://www.cels.org.ar/web/wp-content/uploads/2024/01/20240108_Sobre_DNU_70_2023_Web.pdf

[2]    Bialo, E. C. (09/09/2018). La inédita historia del día en que Julio Grondona le dijo a Macri: «Perdimo’, Mauricio». Infobae. https://www.infobae.com/deportes-2/2018/09/09/la-inedita-historia-del-dia-en-que-julio-grondona-le-dijo-a-macri-perdimo-mauricio/#:~:text=Luego%20de%20estos%20fracasos%2C%20la,de%20las%20Sociedades%20An%C3%B3nimas%20Deportivas%22.

[3]    Prensa Centro Armenio. Falleció el benefactor nacional Eduardo Seferian. https://prensacentroarmenio.com.ar/fallece-el-benefactor-nacional-eduardo-seferian/

[4]    Bialo, E. C. (09/09/2018). Op. Cit. https://www.infobae.com/deportes-2/2018/09/09/la-inedita-historia-del-dia-en-que-julio-grondona-le-dijo-a-macri-perdimo-mauricio/

[5]    Parrotino, R. Fútbol SA: una obsesión de Macri. Un caño. https://uncanio.com.ar/un-gaucho-de-cada-pueblo/el-futbol-privatizado-una-obsesion-de-macri-que-ya-lleva-mas-de-dos-decadas/

[6]    Redacción Clarín (23/06/1998). Ríos Seoane declarará otra vez por un crimen. Diario Clarín. https://www.clarin.com/sociedad/rios-seoane-declarara-vez-crimen_0_rkOg7pJ1L3e.html

[7]    Veiga, G. (11/06/2018). La crónica de un despojo. Diario Página 12. https://www.pagina12.com.ar/120586-la-cronica-de-un-despojo

[8]    Veiga. G. (11/06/2018). Op. Cit. https://www.pagina12.com.ar/120586-la-cronica-de-un-despojo

[9]    Bialo, E. C. (09/09/2018). Op. Cit. https://www.infobae.com/deportes-2/2018/09/09/la-inedita-historia-del-dia-en-que-julio-grondona-le-dijo-a-macri-perdimo-mauricio/

 

(*) Abogado UBA

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