09 Dic BOLETA ÚNICA: ¿PROBLEMA O SOLUCIÓN?
El Congreso Nacional sancionó con 143 votos afirmativos contra 87 negativos y 5 abstenciones la ley de Boleta Única Papel para cargos electivos nacionales. De este modo, la República Argentina dejará su histórico sistema de votación mediante boletas partidarias y pasará a un sistema que ya es conocido en sus diversas variantes en algunas provincias del país.
El sistema electoral de cada país nos brinda un reflejo bastante fiel de cómo es el funcionamiento político-institucional de una nación, pues la manera en la que se ordena la oferta política y como se acceden a las herramientas electorales son cruciales para la dirigencia a la hora de conquistar las adhesiones de un electorado cada vez más fragmentado, pendular e influenciado por los grandes medios de imposición simbólica.
Desde la Ley Saenz Peña (1914), que estableció la lista incompleta combinada con el secreto y la obligatoriedad del sufragio y el mecanismo plurinominal entre otras reformas, siempre prevaleció el sistema de voto mediante la boleta partidaria, es decir, la oferta electoral de candidatos plasmada en tiras de papel de un mismo partido divididos por categorías de cargos (presidente, senadores, diputados y otros cargos locales), la que debía ser repartida y repuesta en los comicios por los propios partidos políticos participantes.
Boleta de Perón en su primera elección como presidente en 1946. Desde entonces se empleaba la boleta partidaria.
Dicho sistema permitía unificar bajo una misma papeleta toda la propuesta de un mismo espacio en todas sus categorías nacionales, provinciales y municipales o, también, en su defecto, adheridos en alguna/s categoría/s a otro/s espacio/s con el cual mediara una alianza electoral más amplia, las llamadas “listas colectoras” que fueron derogadas por Mauricio Macri ante el temor de que la oposición peronista se unificara en torno a un candidato a gobernador común en la provincia de Buenos Aires, pero con distinta adhesión a las boletas presidenciales que disputaban la elección en 2019.
ARTÍCULO 2°.- Incorpórase como artículo 15 bis al Decreto N° 443 del 14 de abril de 2011 y su modificatorio, el siguiente texto:
“ARTÍCULO 15 bis.- Para las elecciones generales sólo se admitirá la adhesión de boletas entre agrupaciones que hubieran adherido sus boletas en las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias. En ningún caso se permitirá que a través de un acuerdo de adhesión UNA (1) misma lista de candidatos para las elecciones generales se encuentre en más de UNA (1) boleta.”
Boleta o lista colectora en el Partido de Carmen de Areco. Elecciones 2015. Frente Para la Victoria (nacional y provincial) en adhesión a la boleta con el partido local Nueva Alternativa Carmeña.
Ejemplo similar en las elecciones de 2011 en La Pampa, donde el Partido Humanista adhirió con sus candidaturas al congreso a la candidatura de la ex presidenta Fernandez de Kirchner.
Existen diversas y variadas experiencias en las distintas provincias y municipios que han adoptado el sistema de boleta única ya sea en formato papel o electrónica, como Córdoba y Santa Fe desde 2011. También fue implementado en las elecciones municipales de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro, en 2015.
En este caso, en una única boleta se encuentra toda la oferta electoral (puede existir una boleta por categoría de cargos a elegir o pueden concentrarse todos los cargos en una misma boleta). Distinto es el sistema que empleó la Ciudad de Buenos Aires en 2015 con la BUE (Boleta Única Electrónica).
¿Qué es la Boleta Única de Papel?
La Boleta Única de Papel es un instrumento electoral que concentra toda la oferta electoral en una sola papeleta donde el elector elige marcando con una cruz distintos casilleros por categorías.
Tipos de Boleta Única
No existe un único tipo de modelo para este sistema de votación. Si nos remitimos a las experiencias provinciales existen distintos tipos de aplicar este instrumento de votación.
Por ejemplo, en la provincia de Santa Fe existe una boleta por cada categoría donde posteriormente el elector deberá introducirla en una urna con una cantidad igual de repartimientos como categorías en disputa haya.
En Córdoba, la boleta única muestra a las agrupaciones políticas (Hacemos por Córdoba, Juntos por el Cambio, Frente de Todos, etcétera) en vertical y a las categorías (gobernador, legislador, intendente, concejal, etcétera) en horizontal. También figura la opción de votar a la lista completa, es decir, a una misma agrupación para todos los cargos en disputa.
En Mendoza existe un sistema similar pero que solo se diferencia en que las agrupaciones se encuentran en horizontal y las categorías en vertical.
Modelo de boleta utilizado en Córdoba.
Aquí, la boleta única nacional adopta el diseño mendocino y suprime la opción del voto por la “lista completa” de un espacio político.
Diseño de la boleta única aprobado por el congreso.
¿Cuáles son las “ventajas” que expresan los sectores a favor de la BUP?
Una de las principales distinciones con respecto al sistema anterior es que la impresión, diseño, distribución y reposición de la boleta ahora estará a cargo del Estado. Particularmente la impresión y reposición serán las responsabilidades únicas y exclusivas por parte de las autoridades de mesa ya que estas boletas no podrán ser repartidas en la vía pública por los partidos, por lo cual dejarán de tener a disposición el instrumento electoral como se lo conocía hasta la actualidad.
A su vez, otro de los cuestionamientos que impulsaron a la sanción de la reforma fue la “excesiva cantidad dinero que el Estado giraba a los partidos para su impresión” y que muchas veces acusan de desvío por parte de las listas participantes. Esto último es una verdad a medias debido a que la impresión de la boleta única sería casi igual de costosa que la operatoria anterior de boletas por partidos, ya que al ser de gran dimensión y un papel de alta calidad, esto no ayuda a la optimización del gasto pretendida por sus impulsores, sin dejar de mencionar que el hecho de imputar que los “gastos” que conllevan la realización y organización de los comicios bajo un sistema que a lo largo del tiempo demostró que puede garantizar la transparencia y normal desenvolvimiento institucional, es argumento bastante reduccionista y de gran comodidad para poder instaurar un nuevo sistema que solo pretende un debilitamiento del sistema de partidos políticos sobre el cual se basa nuestra república (art. 37 y 38 de la CN).
Dicha intención queda expresada en el artículo 37 de la ley recientemente promulgada, donde circunscribe la utilización de la boleta solamente para los cargos nacionales, es decir, no se podrán incluir las distintas categorías provinciales y municipales, obligando así a que las jurisdicciones que coincidan en cuanto a la fecha de realización de los comicios deberán efectuar un sistema paralelo al nacional para llevar adelante el comicio. Por ejemplo: la elección de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires 2023 en categorías nacionales fueron en una boleta de papel partidaria mientras que las categorías porteñas fueron elegidas mediante el sistema de boleta única electrónica. Pudimos observar que produjo grandes demoras a la hora de votar y generó filas interminables, una tardanza en el cierre y escrute de las mesas, como así también muchos electores omitieron elegir categorías distritales y se computaron gran cantidad de votos en blanco.
Artículo 37.- Modifíquese el artículo 3° de la ley 15.262, el que quedará redactado de la siguiente forma:
Artículo 3°: En caso de simultaneidad, la oficialización de las boletas únicas de papel y su distribución quedarán a cargo del juez federal con competencia electoral o, en su caso, de la Junta Electoral Nacional, a cuyo efecto las autoridades locales respectivas remitirán la correspondiente lista de candidatos oficializados. Se oficializará una (1) Boleta Única para cargos nacionales y una (1) Boleta Única para cargos provinciales y, de corresponder, municipales. En ningún caso podrán incorporarse categorías provinciales o municipales a la Boleta Única en la que se eligen categorías de cargos nacionales y la elección de cada jurisdicción se llevará a cabo en urnas separadas.
Hacia una mayor fragmentación
Sumado a las dificultades logísticas de la nueva medida, podemos observar también un aspecto más filosófico-político que el gobierno deja traslucir ya que con esta norma se tiende a promover un diseño político institucional que desprecia la integración u organización nacional de las fuerzas, excluyendo la importancia de que las fuerzas nacionales tengan un despliegue federal real a lo largo y a lo ancho de la Nación, porque al despegarse las candidaturas locales de las nacionales distintos partidos de orden local o nacional sin candidaturas de mayor categoría no dependen del famoso efecto “arrastre” que lograba unificar y cohesionar más la composición de los poderes legislativos, logrando así que la representación obtenida por el ganador al cargo ejecutivo (presidente, gobernador, intentendente) obtenga una representación proporcional en el legislativo.
Un claro ejemplo de este inconveniente se puede analizar en la provincia de Santa Fe donde cada categoría ocupa una boleta distinta. Esto genera un gran desacople de votos entre listas a cargos ejecutivos con las del legislativo y coloca en situación de debilidad al gobierno entrante desde el inicio de su mandato. Asimismo, el sistema incita a una mayor personalización de la política, donde prevalece una figura puntual por sobre una estructura partidaria que nos arroja el fenómeno de la aparición de outsiders o famosos en la competencia electoral y que complejizan el escenario produciendo el efecto voto cruzado, donde al romper los vínculos partidarios que establecen las boletas múltiples partidarias de papel que utilizamos en la actualidad, aumenta el incentivo para un gobierno dividido.
Así se emplea el sistema de boleta única en Santa Fe.
Más mediatización de la escena política
Retomando el concepto, podemos decir que incluso se dependerá aún más de la inversión comunicacional o publicitaria por parte de aquellos espacios políticos pequeños debido a la obligación de competir en boletas separadas, en muchos casos con candidatos con gran potencial de conocimiento público provenientes de la televisión o el deporte, que han tenido experiencias muy efímeras y por consiguiente frustradas y que dejan un vacío de representación y de inestabilidad en los distintos poderes de los estados municipales, provinciales y nacionales.
El caso de la Provincia y la Ciudad.
Aún resta definir cómo resolverán los casos de simultaneidad de celebración de elecciones las provincias que eligen el mismo día sus autoridades provinciales, como es el caso de la provincia de Buenos Aires, cuya ley de elecciones primarias establece en su artículo 2 que al menos la elección primaria (PASO) deberá realizarse el mismo día que el comicio nacional. Es un asunto que deberá remediarse en un tiempo prudencialmente corto teniendo en cuenta el nivel de consenso que se logre tener en la legislatura provincial y, eventualmente, si cuenta con la disposición de recursos materiales, logísticos, económicos y humanos para llevar adelante una elección concurrente o despoblada en la que la histórica unificación de los procesos de la provincia con la nación le permitía a Buenos Aires evitar la gran erogación presupuestaria con la que hoy no cuenta por la negativa del gobierno nacional de transferir recursos para poder efectivizar la organización de las votaciones.
Mismas discusiones habitan del otro lado de la General Paz, en la sede del gobierno de Uspallata, donde reside la administración del PRO encabezada por Jorge Macri que, si bien no están atados normativamente a la simultaneidad, fue una práctica habitual desde el 2019.
En cuanto al diseño de la conformación de las listas también es condicionante el nuevo sistema ya que, en el caso de la Provincia, al estar separadas las candidaturas provinciales de las nacionales existen importantes posibilidades de que propuestas locales y seccionales más asociadas a intendentes fuertes del Gran Buenos Aires y del interior provincial opten por desprenderse de participar y movilizarse de las campañas nacionales y focalizar exclusivamente su actitud proselitista en torno a sus propuestas, creando asociaciones de jefes territoriales que podrán impulsar candidaturas en sus secciones haciendo uso del efecto arrastre (sin importar el apoyo su espacio nacional) que aún persiste en la provincia, para generar así una atomización de propuestas electorales.
(*) Estudiante de Abogacía – UBA.