Entrevista a Olga del Rosario Díaz

Entrevista a Olga del Rosario Díaz

Entrevista a Olga del Rosario Díaz
Publicada en: Café Jurídico
Por Sofia Pozzoli (ICL digital)

Olga no es una mujer violentada más. Fue víctima de un intento de homicidio por parte de su ex pareja, pudo sobrevivir y cuenta a ICL Digital su mala experiencia con las instituciones del Estado, sobre todo por parte de la policía y la justicia.
Como contamos en este artículo (https://icldigital.com.ar/dos-primeras/olga-rosario-diaz/), gracias al gran esfuerzo de Olga que denunció su caso al Comité C.E.D.A.W., se creó el Registro Público de denuncias por violencia de género contra Magistrados de la Nación.
Olga del Rosario Diaz, quién propuso esta flamante implementación estuvo motivada en que no vuelvan a suceder casos de violencia como la que ella sufrió.


 

Sofía Pozzoli: Gracias por haber aceptado la invitación, pensamos algunas preguntas para hacerte. La primera es sobre cómo fue tu experiencia con la justicia argentina y con los medios de protección que existen.

Olga: El primer impacto que tuve con la justicia no fue bueno porque me fue negado lo que correspondía, que era una restricción. Había hecho la denuncia y se me negó totalmente todo, todo lo que había pedido como para poder estar más tranquila. Después de haber hecho la denuncia pensé que iba a poder decir bueno ahora voy a estar tranquila porque voy a tener el respaldo de la justicia, voy saber que me van a estar como cuidando y fue todo lo contrario porque me lo negaron. Digamos que no tuve nada absolutamente nada. Entonces mi primera experiencia con la justicia fue justamente eso, el desinterés que sintieron hacia la denuncia que yo estaba haciendo, una denuncia en la que recalcaba que estaba amenazada de muerte.

SP: La denuncia era sobre un hecho que se intentó consumar, que sucedió.

Olga: Exacto. Me sentí defraudada, no escuchada. La persona que me atendió diciendo como “mirá bueno es tan grande, hagamos una mediación, que la cosa termine”. No escuchar, no prestar atención. Comenzó a juzgarme a mí como persona, la edad, el hecho de que por qué esperé tanto, no tenía ni un poquito de empatía de decir bueno esperó tanto porque hay un tema de amenazas. No es fácil tomar ese tipo de decisiones. Decir voy, lo denunció y ya está. Es difícil para las victimas cuando vivimos con esa amenaza constantemente y sabiendo que de repente la persona puede violentar. No es solamente te voy a matar y ya está. Una amenaza real, que si en ese momento te lo pueden demostrar, lo hacen. Entonces no escucharte y decirte “tengo 40 años acá en este lugar, he resuelto los casos, las parejas”. Vos decís “o yo no estoy entendiendo o esta persona no me está entendiendo a mí.”

Salí de la oficina de OVD con todo, como corresponde. Pasé por la parte social, por la parte psicológica, por todo. Salí con el papel que decía que tenía que ser excluido y todas las medidas de protección. A esa persona eso no le interesó, no le importó. Actuó con lo que sentía que tenía que hacer. Todo incorrecto, pero es lo que pasó. Es la realidad que viví.

SP: Aparte exponerte en una mediación con el agresor. Con el que vos tenías que enfrentarte. Es la peor decisión que te podía haber ofrecido.

Olga: Exacto. A la cual yo no fui porque dije “esto es una locura”. Yo vengo a pedir protección y me están mandado al frente de la batalla sola. Eso es lo que sentí. En vez de decirme vamos a tomar tal decisión, le damos botón antipánico, le ponemos pulsera, nada. Eso fue lo más chocante. Salir de ese lugar y decir ahora cómo sigo. Esta persona ya sabe que lo denuncié.

SP: Ibas a un lugar en el que teóricamente te tenían que brindar ayuda, ya habías superado y decir bueno, voy a denunciar, la parte del miedo, todo y vas ahí y no te brindaron ninguna solución.

Olga: Salías diciendo esta persona ya sabe que la denuncie. Va a actuar su instinto. Entonces es salir con miedo, estar con miedo en la calle, no saber a donde dirigirme, qué hacer. En ese momento vi que en la hoja que me dieron en la OVD había patrocinios. Esto lo tengo que solucionar ahora porque en dos o tres días tenía la mediación y no podía quedarme esperando a eso. Iba a los patrocinios y me decían que como ella había anulado todo lo anterior y había puesto la mediación, en los patrocinios me decían que las mediaciones no las hacían. Me sentía abandonada completamente. Completamente. Ahora cómo hago

Gracias a Dios los médicos con los que estaba trabajando, uno de ellos de Naciones Unidas, me consiguió un lugar para que me ayuden. Fue en el Ministerio de Justicia. Las abogadas cuando me escucharon pensaban que por mi desesperación yo exageraba lo que había dicho esta señora. Cuando fuimos de vuelta al juzgado, ella repite lo mismo, que era para una mediación, pobre hombre y toda la historia que conocemos. Las chicas me pidieron perdón porque pensaron que en mi estado estaba exagerando, pero lo estaba diciendo delante de ellas también.

El primer impacto que tuve con la justicia no fue bueno porque me fue negado lo que correspondía, que era una restricción

SP: Estuvo bueno para que vean que vos estabas diciendo lo que te dijeron efectivamente.

Olga: Si, ella repitió lo mismo que me había dicho y se lo decía a las chicas. Ellas le dijeron que había que cumplir lo dela OVD. De mala gana dijo que había que rever, esperar y hacer un tramiterío. Los días pasaban y esta persona ya sabía que yo estaba detrás de todo esto, que había una denuncia. Viví con temor y angustia todo ese tiempo por una mala actuación de una persona. Por eso siempre recalco: en la OVD excelente la atención de todos. Desde el que abre la puerta, la psicóloga, la socióloga, todos. Te escuchan, te atienden con comprensión. Perfecto. Fui contenida en las emociones. Todo perfecto. Todo se volvió para atrás en el momento en el que voy al juzgado.

SP: Al ser la instancia posterior dijiste «bueno, voy a tener ayuda» porque te habían tratado bien en la OVD, y no.

Olga: Totalmente. Cuando salí de la OVD dije qué bueno, voy a tener toda esta protección y me encuentro de repente con que la culpable era yo y que estaba haciendo todas las cosas mal. Entonces soy yo la mala. Pensás qué pasa acá, hay cosas que no entendés porque estás mal y realmente te quieren lavar la cabeza. La culpable, pobre hombre. Esa fue mi primera y mala experiencia con la justicia.

SP: ¿Y de esta mala experiencia y primera es que surge lo del registro público del Consejo de la Magistratura para los jueces ahora como una forma de reparación?

Olga: Exacto. Fue hace muy poquito. Ellos reconocieron el error, que hubo en su momento en este juzgado. Y se piden los cambios, los cambios protocolares, poner más mujeres en el juzgado. A pesar de que me atendió una mujer, las mujeres somos las que más escuchamos, tenemos más empatía, nos ponemos en el lugar de la otra y me pareció muy bueno poner mujeres de juezas en este momento. Que a partir de ahora se cambie la temática. A pesar de que soy creyente sentía que esta mujer con todas sus cruces y todas las imágenes que había no representaba una institución religiosa. No iba a buscar de una institución religiosa, desde ya, pero tener todo como un santuario me parece que tampoco era lo correcto en ese espacio.

SP: ¿Qué fue lo que te hizo perder el miedo en la situación en la que estabas como para ir a hacer la denuncia que después terminó con esta mala experiencia?

Olga: Sabía que esta persona me había amenazado de muerte, pero tocó a mi hija. Mi hija me iba a entregar, yo no estaba viviendo en la casa, ella me llevaba ropa, me llevaba prendas mías. Me dijo “en vez de estar yendo y viniendo te preparo la valija y ya está”. Bueno. Cuando me la quiere llevar ese día a la oficina, él la ve salir con la valija y le impide salir de la casa, la trató mal, la tomó del cuello y el remis que la iba a traer fue testigo de esto, que se asustó, esta persona llamó a la policía. Del susto mi hija se escapó cuando llegó la policía, me vino a ver directamente a la oficina. Cuando ella llega y me cuenta la situación que le tocó vivir yo dije “yo aguanté pero no va a tocar más a nadie, sea lo que sea que me espere esta persona no va a molestar más a nadie”. Esa fue la decisión que tomé en ese momento. Llamé por teléfono, googlée, busqué y llamé al 138, creo que era. Ellos me dijeron que vaya a la OVD cuando les dije que tenía que hacer una denuncia. Ahí empezó todo.

SP: ¿Con esto de tu mala experiencia crees que ahora está cambiando un poco? ¿Qué jueces y juezas, empleados y empleadas del Poder Judicial cambiaron en algún sentido o que se siguen reproduciendo estas cosas que te pasaron?

Olga: Yo creo que todavía no han cambiado. Hace muy poquito se firmó todo esto. Pero justamente dije en el pedido de disculpas el tema de Úrsula, Guadalupe, Teresa Leguizamón, que fue en Lanús y no se comentó mucho. Todavía sigue pasando. Todavía seguimos escuchando sobre casos de mujeres que han hecho denuncias y no tienen respuesta ni el respaldo, la seguridad de poder salir a la calle tranquilas. Es como que si no pasara nada. Haces la denuncia y está todo bien. No hay ninguna medida. No hay ninguna seguridad para las mujeres. Eso me llevó a mi a decir no quiero que vuelva a pasar. Tenemos que ser escuchadas, atendidas. Basta de esta violencia. Es como que todavía en Capital, no sé, escucho mucho de casos en las provincias. Tienen que llegar estos cambios, que se han producido o se hablaron, tienen que llegar a todo el país. No tiene que ser exclusividad de CABA. En todo el país. No es solo nosotras, en CABA, acá las que sufrimos ataques de violencia. Úrsula y Guadalupe no eran de Ciudad de Buenos Aires. Tiene que llegar a todo el país. Tiene que ser extensivo en todos lados. Que hagan cursos, que los jueces se preparen, que las empleadas den datos de las personas, que estén preparadas, que tengan una capacitación para comprender, sostenerlas, darles palabras de aliento, eso es lo que necesitas en el momento en el que estás ahí, el momento tan crucial de hacer una denuncia.

SP: Te estás exponiendo al hacer la denuncia

Olga: Veo que seguimos escuchando noticias, que apareció muerta una persona que tenía hechas las denuncias. Eso no tiene que volver a pasar, basta de tanta impunidad hacia los agresores. Eso es lo que siento. Impunidad hacia esta gente. O porque están en tratamiento psicológicos o bueno no sé, pero una manera de ponerlos presos o llevarlos a un lugar donde puedan, no sé, sabemos que es difícil que el violento deje de ser violento pero creo que pueden haber medidas de precaución, ayuda. Algo tenemos que hacer con esa gente. No pueden quedar tan libres como están ahora.

Las mujeres que hicieron denuncias son las que principalmente aparecen muertas. Mujeres que no fueron protegidas. Hicieron la denuncia y aparecen muertas. No son una o dos. Hicieron varias denuncias. Una siente esto de la justicia y de la policía. Cuando una llega a la policía siente que es una más.

SP: Después del caso de Micaela en Entre Ríos, hace unos años, se sancionó e implementó la Ley Micaela en todos los poderes. Ojalá que todo el mundo pueda hacer la capacitación y conocer sobre como trabajar casos de género. Como dice Ud., todos los días nos enteramos de una mujer que murió que ya había hecho denuncias.

Olga: Exacto. Eso es lo que justamente no tiene que volver a pasar. Las mujeres que hicieron denuncias son las que principalmente aparecen muertas. Mujeres que no fueron protegidas. Hicieron la denuncia y aparecen muertas. No son una o dos. Hicieron varias denuncias. Una siente esto de la justicia y de la policía. Cuando una llega a la policía siente que es una más.

El día que lo tenían que sacar de la casa tuvimos que ir con mi hija a ver si la policía lo sacaba. Me dijeron que no había móviles por un partido de futbol en la cancha de Argentinos Juniors y que por eso no tenían móviles. Me dijo “va a tener que esperar”. Tuve que ir a tomar un café a la esquina, ver cuando llegaba un móvil y ver si me lo podían enviar para poder sacarlo. Una se sienta otra más, otra más que viene. Se toman su tiempo. El policía que lo sacó me dijo pobre hombre, con los años que tienen en la calle, pobrecito. Le pregunté ¿no le pidió la llave? Me contestó “no señora, se fue tan mal”.

SP: Al parecer hay conocimiento por parte de los/as operadores/as de cómo abordar esos casos. ¿Qué situación destacas cómo un ejemplo de esto?

Olga: Todos te señalan como que vos tenés la culpa, sos la culpable. Pobre. ¿Y la mujer qué? Eso es lo que noté y cuando hace muy poquito en el noticiero, no veo mucha tele, pero en Canal 13 vi en Malvinas Argentinas, la localidad, con las amenazas en el teléfono que la persona la iba a matar a ella y a sus propias hijas, Fueron a la comisaría y le dijeron que no. Cuando el periodista dijo que era abogado y que entraba a acompañarla. Ahí cambiaron la manera de tratarla. Antes le decían “no hay fiscal”. De repente apareció el fiscal, todo. Entonces una se siente cansada de ir, como que rogás, vas rogando. Por favor atiéndanme, un ayuda, una súplica, como pidiendo, en las últimas. Bueno, ayúdenme y no es así. Cuando la ayuda tiene que ser brindada con empatía, compresión, ser solidarios, eso es lo que yo creo que se necesita. No solamente la parte institucional, sino también de la policía tiene que cambiar. Ellos llevan la otra parte, de proteger a la persona. Eso también tiene que cambiar.

SP: El estado está obligado, no solamente sería bueno que lo hagan, sino que tienen la obligación de hacerlo. Con esto le quiero preguntar porque una vez que condena a su expareja, Ud. no dice hasta acá llegué sino que decide con la Defensoría hacer una presentación ante el Comité de la CEDAW contra el Estado. Quería saber si lo había hecho por lo que me decía recién de salvar a otras mujeres también.

Olga: Exacto. Porque lo primero que dije después de que terminó la parte penal y estaba condenado, dije esto no tiene que volver a pasar, esta situación que yo pasé, esta situación que yo he pasado a través de estar internada, cambio de vida, de hábitos, de enfermedades.

Lo digo de esa manera porque antes era completamente sana, no tomaba ni siquiera aspirinas y de repente pasé a tener un listado, por el brazo, las piernas, por cuello. Se fueron sumando cosas que fueron consecuencia de lo que pasé. A estar visitando a los médicos. Algo que no era habitual en mi persona pasar a hacerlo. Entonces como que decía “no quiero esto de vuelta”. Una cosa es que vos puedas llegar a tener una enfermedad X, un problema coronario o hereditario, pero acá es consecuencia de que no te cuidaron. Eso no puede ser, que uno llega a este punto por no haber recibido cuidado. No quiero que le pase a otra mujer. Ni a mí ni a mis hijas. Tengo hijas, tengo nietos. No quiero que le pase a ninguna de ellas. Por eso fue la motivación de hacer todo esto. En ese momento le dije a Raquel Asencio: ¿hay algo que se pueda hacer? ¿algo se puede cambiar? ¿algo que podamos ayudar a que cambie este sistema? Eso fue lo que me llevó a hacer esto

Acepte las disculpas. Especialmente en nombre de todas a las que el estado no se las brindo. Soy un poquito la voz de esas mujeres que no fueron escuchadas en su debido tiempo, por eso las acepté.

SP: ¿Estas conforme? ¿Sentis que estás tranquila, que se cumplió el propósito por el que iniciaron todo esto?

 

Olga: Acepté las disculpas. Especialmente en nombre de todas a las que el Estado no se las brindo. Soy un poquito la voz de esas mujeres que no fueron escuchadas en su debido tiempo, por eso las acepté. Todavía no veo esto funcionado. Está bien. Hace muy poquito. Hace un mes paso todo esto. Este convenio lo firmamos el 23/01/2019. Digamos, recién llegaron las disculpas. Ahora, es como que bueno, empecemos a ver los frutos de todo esto. Las palabras son todas muy lindas, emocionantes. Fue muy emocionante el acto, nunca me sentí como abanderada de todo esto. No sabía que iba a pasar a la historia. Yo lo hice porque no quiero que vuelva a pasar. Ese es el motivo. Por mujeres como vos, como mis hijas, no quiero que vuelva a suceder. Que cuando hagan las denuncias, las mujeres sean contenidas, apoyadas, acompañada, si es necesario, brindar acompañamiento psicológico, mientras dura el proceso del juicio. Eso es lo que uno espera de parte de la justicia, saber que vas a ir ahí y te van a estar escuchando, te van a acompañar en todo sentido.

 

SP: Que una no vaya a denunciar y sienta una carga más, sino un alivio.

 

Olga: Eso es lo que quiero. Que sea un alivio para todas. Que vayan confiadas a hacer las denuncias. Ese es el miedo que la gran mayoría de las mujeres tienen. Si termino como fulana, si me pasa esto. Les tenemos que brindar apoyo, esa seguridad.

 

SP: La última pregunta. Después de lo de Úrsula y Guadalupe se comenzó a reclamar desde los movimientos feministas una reforma judicial que incorpore perspectiva de género y sea feminista. Quería saber su opinión, qué pensaba del reclamo de los movimientos feministas.

 

Olga: Comparto totalmente el movimiento feminista. Son las que están solas luchando. No hay quorum de mucha gente apoyando todavía porque no entienden. Todavía vivimos en una cuestión muy pendiente del machismo y cuesta ver la parte femenina. Entonces estamos acostumbrados a jueces, los varones deben tener el cargo. Me parece que es bueno esto de poner, mirá a mí me encantó la jueza que tuve en el juicio penal, Liliana Barrionuevo. Genial cómo se desempeñó, cómo es y me pareció muy bueno tener entre dos hombres una mujer que me entendiera. Porque parte de eso, una mujer te entiende y yo creo que el feminismo es esto. Es eso, entender a la mujer. Por ahí lo explicó medio mal, pero lo entiendo de esa manera. Defender a las mujeres y poniéndose en el lugar de la otra. Totalmente mi apoyo. Espero que ustedes lleguen a lo que se han propuesto, que estos cambios los reclamen y los vean que se realicen.

Si tenés ganas de participar, dejarnos tu opinión o consulta, escribinos!

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